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lunes, 19 de junio de 2017

Mujer loba.

Las leyendas siempre hablan del hombre lobo, pero no cuentan la verdadera historia, la de la mujer loba, porque le tienen miedo, le tienen fobia.

La mujer loba, que con sus garras
agarra y desgarra las injusticias;
que, cuando se inquieta, equilibra
el desequilibrio con lucha, tras la
escucha del necesitado y el oprimido.

La mujer loba que en la noche,
de luna llena, vacía, menguante
o eclipsada, oye susurros con reproches
que le duelen y no le dejan dormir.
Aulla pero no arrulla su dolor.

Nunca tuerce su brazo, sino su sino, forjando en su propio destino
la justicia, la libertad y la igualdad.

Mujer loba a la que enaltecer es
la que de un mordisco calla al tirano.
Mujer loba a la que engrandecer es
la que de un zarpazo muestra su fuerza.

Todos conocemos a una mujer loba,
pues no necesitan esconderse en la noche para devorar a nadie.

Ellas lo que quieren es no ser devoradas.

miércoles, 14 de junio de 2017

Ceguera requerida.

¿Por qué tanto velo?
¿Por qué tanta máscara?
¿Por qué tanto engaño?

¿Por qué todo falso?

El silencio se quedó callado
ante los gritos de nuestras pupilas.
El miedo se escondió asustado
ante las súplicas de tus mentiras.

Y yo me hallaba, si me hallaba,
confuso, errante, difuso,
herido, opaco, perdido.
Así me encontraba, si me encontraba.

Ver soberbia donde esperaba amor:
verso errado, equivocado, anótalo.

A esperar lo esperado fui condenado.

Pero no te echo de menos,
ni tampoco te echo de más.

Grábalo a fuego:
me echaste tú.

martes, 13 de junio de 2017

De nada.

Nada más decadente
que mirar por la ventana
y que te salude la nada
desde dentro de tu mente.

Discurriendo, lenta mente,
preguntándose por qué,
si no hay nada de nada,
en la nada me ahogaré.

Nadar no sirve de nada,
ni leer, tocar, correr.
Pues entonces, yo increpo:
¿así he de perecer?

No, me niego, me rebelo,
en la nada nadaré,
hasta dar con el retorno
de la nada de la fe.

lunes, 12 de junio de 2017

Llevo en soledad la edad del Sol.

Llevo en soledad la edad del Sol.
Acosado por la luna hiena,
que mutila con su risa,
perseguido por la lluvia
que borra las huellas, por la brisa
que corre por mis venas
cuando huelo tu sonrisa.

Llevo en soledad la edad del Sol.

Cuando un fantasma aparece,
como ser ideal,
tan fugaz como las estrellas
termina su realidad,
pues las sombras, sombras son,
efímera efimeridad.

Ni la batuta del maestro,
ni la muñeca en frenesí,
son capaces de seguir
la canción que hay en ti.
Pues la escala musical
nunca fue una escalera.
Ni la necesité, cuando miré
y vislumbré lo que ya queda.

La chispa de la vida
no nació de una hoguera,
sino del choque de dos rocas
en la fría oscuridad.

Y si el arte de Marte
consistía en amarte,
yo he perdido la guerra, la lanza
y el escudo.

Pero en pie, con la vista fija,
ya sin nada que perder,
como un suicida muerto en vida,
tras el “uno, dos y tres”,
arranco la rosa de tus miradas
de la arboleda de mi ser,
para que, por sí sola,
nunca pueda perecer.